El 9 de Julio de 1816, llegan Diputados de todos los puntos del Ex Virreinato del Río de La Plata, a San Miguel de Tucumán, alojándose en la casa solariega de Doña Francisca Bazán de Laguna, quien, al enterarse de la necesidad de un sitio acorde a la celebración, cede, desinteresadamente, la propiedad de su casa colonial, aún permitiendo reformas para agrandar el salón, trasladándose a una residencia contigua, también, de su propiedad.
En este sitio histórico se firma el Acta de Declaración de Independencia de las Provincias Unidas del Río de La Plata. Cortamos lazos con la Corona Española. Damos los primeros pasos como Estado Soberano. Pero esto no es un acto aislado. Contemporáneamente se desarrollan las Guerras de la Independencia para frenar el avance del Ejército Español. Finalmente se discute la Constitución Nacional y la forma de Gobierno: Monarquía o República. En 1819, el Congreso, ahora en Buenos Aires, dicta una constitución monárquica. Hacia 1820, ese hecho golpea de manera fatal al gobierno central y el Congreso se disuelve. Conseguimos la Independencia Política. Pero la organización nacional y la estructura económica recorrerían un camino mucho más largo.
Los vientos históricos soplaron sobre Argentina. Se generó un segundo pacto colonial o pacto de dependencia económica debido a la economía primaria heredada de la metrópoli, a la falta de planificación de industrialización y a las diferentes concepciones de la organización política. Esto último llevó a enfrentamientos entre bandos ideológicos por años. Todo en el siglo XIX.
Ese nuevo pacto colonial tuvo vigencia desde fines del siglo XIX hasta 1930. El mismo consistió en la inserción de Argentina en la División Internacional del Trabajo mediante un modelo liberal agroexportador, como consecuencia de nuestra economía primaria y del avance de la segunda fase de la Revolución Industrial en los países europeos y Estados Unidos, modelo que se agota y cae en la década señalada.
A partir de aquí, la vida económica, política e institucional de Argentina comienza a seguir derroteros indefinidos, abruptos y oscuros. Fraude político, interrupciones de la vida democrática, aplicaciones de distintos planes económicos, que van desde ideas netamente intervencionistas con cercenamiento a la Libertad y a la Propiedad Privada, hasta ideas liberales de un Estado de no intervención, privatizaciones y especulación financiera, entre otras características.
Así llegamos a la actualidad que nos encuentra nuevamente encadenados. Las nuevas cadenas que nos atan, son similares a las del pasado y diferentes a la vez. Seguimos pugnando por un modelo de país con los viejos enfrentamientos aggiornados al siglo XXI. Creció la industria, sí, pero aún tenemos un marcado modelo agroexportador, y se dificulta el desarrollo de una economía del conocimiento. Un sector de la clase dirigente está atravesado por la violencia símbólica y discursiva. Hoy Argentina también está encadenada a la pobreza, a la corrupción y a la impunidad. Aquella Independencia que nuestros próceres supieron conseguir con enormes sacrificios, de alguna manera, la vamos perdiendo.
La historia de los pueblos y los Estados es una historia de la Libertad. Una historia de la lucha por conseguir esa Libertad, de su logro y se cercenamiento, pero también es una historia de la toma de decisiones. De la toma de decisiones del pueblo soberano y de sus representantes, los dirigentes electos, quienes comandan el país.
Para honrar la memoria de los protagonistas de la Independencia y sus sacrificios es necesario re pensar la Libertad, tomar decisiones basadas en convicciones que tengan fundamentos en nuestra realidad, para que nuestros estudiantes y todos los niños y jóvenes del país puedan gozar de una Argentina futura con mayores oportunidades de concretar su proyecto de vida.
LES DESEAMOS
¡FELIZ DÍA DE LA PATRIA!
EQUIPO DE CONDUCCIÓN
INSTITUTO REPÚBLICA ARGENTINA
