A mediados de abril, en un año distinto y
difícil y casi recién iniciado algo nuevo se anuncia en el aire.
Sea cual sea nuestra religión empezamos a
vislumbrar unos días de luz.
Deseamos que nuestro espíritu se renueve, que
nuestro cuerpo esté fuerte, nuestra salud intacta, nuestra mente serena para
que la luz de la esperanza puesta en que todo va a mejorar, ilumine nuestro
corazón, acaricie a nuestros seres queridos y nos permita vivenciar una cálida
reunión familiar: en la cercanía y en esa distancia impuesta sólo para
cuidarnos.
Encontremos tiempo para evocar a quienes nos
rodean con su amistad en el trabajo y en la vida, deseándoles paz, salud y
felicidad.
Compartamos una deliciosa comida reunidos
alrededor de la mesa y brindemos por superar esta etapa de adversidad.
Con el
cariño de siempre, les deseo Felices Pascuas.
Sra. Nilda Londaitzbehere